En un escenario de persistente presión inflacionaria global, el comportamiento de los consumidores y las empresas frente a las compras de bienes durables se transforma de manera profunda. La incertidumbre sobre precios futuros y el coste del financiamiento influyen directamente en la propensión a invertir en automóviles, electrodomésticos y otros productos de larga vida útil.
Los bienes durables son aquellos productos tangibles que ofrecen servicios o utilidad durante al menos tres años y requieren una inversión significativa. Su demanda suele reflejar la confianza de hogares y empresas en la economía, por lo que los pedidos de estos artículos se consideran un indicador adelantado de la actividad económica.
Cuando los consumidores anticipan estabilidad de precios y un entorno financiero favorable, tienden a adelantar compras; sin embargo, ante un alza de la inflación y de las tasas de interés, prefieren postergar o descartar estas adquisiciones, priorizando necesidades básicas.
A lo largo de 2025 se prevé que la inflación mundial se modere hacia niveles cercanos al 2%, cumpliendo en muchos casos los objetivos de los bancos centrales. No obstante, la evolución difiere según región:
Entre los principales factores detrás de la contención inflacionaria destacan la menor demanda global por enfriamiento económico, la caída de precios del petróleo y la apreciación de diversas divisas.
En mayo de 2025, los pedidos de bienes durables en EE. UU. registraron un aumento mensual del 16,4%, impulsados principalmente por el sector transporte. No obstante, este repunte refleja en parte la incertidumbre política y económica, ya que muchos pedidos se anticiparon ante la posible aplicación de nuevas tarifas.
Altas tasas de interés encarecen el financiamiento y llevan a consumidores y empresas a aplazar proyectos de inversión en bienes durables. Además, la caída de la confianza del consumidor limita la recuperación estructural de la demanda.
Las nuevas tarifas impuestas por Estados Unidos generaron un shock estructural en el comercio global, elevando los costos de importación de bienes durables y afectando especialmente a las cadenas de suministro internacionales. En la Unión Europea, los productos gravados aumentaron sus precios en hasta un 12%, con riesgo de pérdida de miles de millones de dólares en exportaciones y la destrucción de puestos de trabajo.
La evolución de inflación y políticas monetarias difiere entre economías desarrolladas y emergentes. El siguiente cuadro resume las variables más relevantes para 2025:
Algunos analistas advierten sobre episodios de estancamiento con inflación moderada (stagflación leve) si persiste el actual desequilibrio entre demanda y oferta. Los crecientes déficits fiscales en grandes economías, destinados a sostener el crecimiento, podrían presionar nuevamente los precios a futuro.
Por otra parte, el mercado laboral muestra señales de relajación, pero los salarios elevados podrían mantener un soporte inflacionario en ciertos sectores, afectando el poder adquisitivo general.
Para mitigar el impacto de la inflación en la adquisición y producción de bienes durables, se recomiendan las siguientes acciones:
La dinámica inflacionaria global redefine las decisiones de compra y producción de bienes durables, generando altibajos en la demanda y afectando la salud económica mundial. Comprender estos mecanismos y aplicar estrategias adecuadas ayudará a consumidores y empresas a navegar un contexto incierto, aprovechando oportunidades de ahorro y protegiendo sus inversiones.
Referencias