El turismo sostenible está ganando relevancia global como una respuesta integral a los retos socioambientales que enfrentan las comunidades receptoras. Tras años de crecimiento desordenado, la industria turística busca mayor resiliencia e inclusividad mediante la adopción de criterios que equilibren la protección del entorno con el desarrollo económico.
Desde los entornos rurales más remotos hasta las capitales innovadoras, los proyectos emergentes muestran un compromiso firme con la innovación, la gobernanza colaborativa y el respeto a la identidad local. En este contexto dinámico, los esfuerzos coordinados por organismos internacionales y entidades privadas marcan la pauta para un turismo que aporte beneficios tangibles y duraderos.
Uno de los programas más relevantes es el programa “Best Tourism Villages” de ONU Turismo, que en su edición 2025 permitirá a los países presentar hasta ocho aldeas candidatas. Estas comunidades se evalúan bajo nueve criterios esenciales: sostenibilidad económica, social y medioambiental; integración en la cadena de valor; gobernanza; conservación de recursos culturales y naturales; y conectividad.
El programa se estructura en tres componentes clave:
El anuncio de los pueblos ganadores en el tercer trimestre de 2025 será un hito que consolidará el turismo rural como motor de desarrollo local y preservación cultural.
En paralelo, la Fundación Finnova, presente en FITUR 2025, lidera proyectos transnacionales que combinan digitalización, sostenibilidad e inclusión social. Su enfoque prioriza la colaboración público-privada y el fortalecimiento de las PYMES turísticas, vitales para la economía de muchas regiones.
El programa FU-TOURISM, financiado con 4 millones de euros por la Comisión Europea, actúa en España, Bélgica, Polonia, Croacia, Grecia y Austria. Ofrece hasta 20.000 euros de ayudas, mentorías, formación especializada y acceso a una amplia red internacional. Valencia, reconocida como Capital Verde Europea 2024, funciona como destino piloto, implementando soluciones innovadoras replicables en otras ciudades.
Este modelo de apoyo demuestra que la digitalización y la integración de la sostenibilidad como eje de competitividad potencian la capacidad de las empresas locales para adaptarse a los nuevos desafíos del mercado global.
La Agenda Europea de Turismo 2030 identifica múltiples retos que requieren acción decidida. La transición ecológica y digital, la resiliencia ante crisis globales y la inclusión de comunidades vulnerables forman parte de un plan integral para un sector más justo y competitivo.
Entre las acciones prioritarias destacan:
La adopción de normativas y fondos europeos refuerza la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil, apuntalando iniciativas capaces de generar impacto real y sostenible.
Valencia se ha erigido como un referente mundial en gestión turística sostenible. Con proyectos de zonas de bajas emisiones, creación de parques urbanos y terrazas verdes, la ciudad ha reducido la huella ambiental sin sacrificar la experiencia del visitante.
En el sector rural, múltiples destinos reconocidos por ONU Turismo y otras redes internacionales aplican programas de preservación patrimonial y difusión cultural. Estas iniciativas combinan la restauración de bienes históricos con actividades turísticas que generan empleo estable y revitalizan economías locales.
Además, proyectos de cooperación intercontinental unen a Europa, América Latina y África en la protección del patrimonio cultural y natural, promoviendo al impulso al emprendimiento turístico local y favoreciendo el intercambio de conocimientos entre comunidades diversas.
Los proyectos de turismo sostenible migran de la teoría a la práctica con resultados palpables. La combinación de financiamiento estratégico, tecnología innovadora y gobernanza participativa allana el camino. La construcción de redes colaborativas, tanto locales como internacionales, asegura que las buenas ideas no queden aisladas.
Es fundamental fortalecer la capacitación de los actores locales, garantizar la transparencia en la gestión de fondos y promover políticas integrales que vinculen el bienestar comunitario con la conservación del medio ambiente. Solo así será posible alcanzar un turismo verdaderamente responsable y transformador.
En definitiva, la cooperación internacional y la economía circular son factores decisivos para consolidar un modelo turístico que beneficie a todos. Los ejemplos de Valencia, los pueblos reconocidos por la ONU y las PYMES apoyadas por FU-TOURISM demuestran que la sostenibilidad no es una opción, sino una necesidad urgente.
Este impulso global invita a gobiernos, empresas y viajeros a sumarse a una causa común: construir un turismo más humano, equitativo y respetuoso con nuestro planeta.
Referencias