En un momento de incertidumbre global, los mercados emergentes vuelven a brillar con fuerza. Con fundamentos más sólidos y una visión clara hacia el futuro, estas economías se posicionan como protagonistas del crecimiento mundial.
La combinación de reformas estructurales, reservas robustas y un entorno digital en expansión crea un panorama óptimo para inversores y empresas que buscan oportunidades fuera de los focos tradicionales.
Para 2025, las grandes economías emergentes exhiben bases macroeconómicas fortalecidas post-pandemia. La recuperación ha venido acompañada de una normalización sostenida de la inflación, niveles de deuda manejables y una posición de balanza exterior saludable.
Según datos recientes, dos tercios de las emisiones consideradas por las agencias de calificación han recibido alzas, la mayor proporción desde 2020. Además, las empresas en mercados emergentes muestran equilibrios corporativos más sólidos que sus pares de economías desarrolladas, gracias a estrategias de apalancamiento conservadoras.
En el panorama global, los países emergentes representan cerca de dos tercios del crecimiento económico mundial. Con un ritmo superior al de las naciones avanzadas, lideran la recuperación y establecen nuevas cadenas de valor.
A pesar de la desaceleración estructural de China, las recientes medidas de estímulo pueden generar un efecto derrame positivo en toda la región. Además, la diversificación geoeconómica en Golfo Pérsico aporta nuevas rutas de inversión y comercio.
De acuerdo con S&P Global Ratings, el crecimiento promedio de las economías emergentes y en desarrollo será del 4,5% en 2025, frente al 4,0% previsto para 2026. No obstante, las perspectivas varían significativamente según la región y el país.
América Latina y el Caribe presentan el crecimiento más bajo del bloque, en parte por desafíos estructurales históricos como barreras comerciales y volatilidad política.
La transformación digital seguirá siendo un motor clave en 2025. En el sudeste asiático, la economía digital podría superar los 600.000 millones de dólares para 2030, impulsada por fintech, e-commerce y pagos móviles.
En África, la penetración de teléfonos inteligentes y la adopción de plataformas de banca digital facilitan la inclusión financiera de millones de personas, generando nuevos consumidores y emprendedores.
Empresas globales encuentran en estas regiones oportunidades únicas en fintech y comercio electrónico, colaborando con startups locales para desarrollar soluciones adaptadas a mercados fragmentados.
El contexto global trae consigo tensiones comerciales, especialmente entre Estados Unidos y otros bloques. Por ello, la exposición a aranceles y la incertidumbre en políticas de Washington pueden afectar flujos de capital.
Asia oriental y Europa han visto un debilitamiento en el comercio internacional, mientras que América Latina lucha contra la inflación persistente y la baja competitividad en algunos sectores.
Para aquellos interesados en diversificar cartera, los mercados emergentes ofrecen varias rutas:
Es fundamental mantener un monitoreo constante de indicadores macro y eventos políticos que puedan alterar la tendencia. Asimismo, diversificar geográficamente reduce riesgos de concentración.
En el plano empresarial, desarrollar alianzas estratégicas y adoptar modelos ágiles de gestión permitirá aprovechar la capacidad de respuesta de las firmas emergentes, que presentan balances corporativos más sólidos que sus pares de mercados desarrollados.
Los mercados emergentes despiertan interés renovado gracias a fundamentos económicos robustos y digitales en expansión. Con proyecciones alentadoras y desafíos que invitan a la innovación, ofrecen un escenario prometedor para inversores y empresas.
Adentrarse en estas economías implica visión de largo plazo, gestión de riesgos y adaptación a una realidad diversa. Sin embargo, la recompensa puede ser extraordinaria: ser parte del próximo capítulo del crecimiento global.
Referencias