En los últimos años, América Latina ha vivido una transformación sin precedentes en el ámbito de los criptoactivos. Desde la adopción masiva de stablecoins en economías con alta inflación hasta la creación de marcos regulatorios pioneros, la región se ha convertido en un laboratorio vivo de innovación financiera.
Este artículo ofrece un recorrido detallado por los avances normativos, los desafíos compartidos y las oportunidades que emergen en cada país. Además, mostraremos cómo los reguladores, las empresas y los usuarios colaboran para construir un ecosistema más seguro e inclusivo.
La regulación de los criptoactivos en América Latina ha sido impulsada por la necesidad de combatir el lavado de activos y responder a la presión inflacionaria y económica. Cada nación ha diseñado su enfoque considerando su realidad financiera y social, dando lugar a soluciones diversas y, en ocasiones, complementarias.
Algunos de los factores que han marcado esta evolución son:
Este proceso no solo responde a preocupaciones de seguridad, sino también a la demanda de usuarios y empresas que buscan alternativas eficientes y accesibles a la banca tradicional.
La diversidad normativa en la región puede verse reflejada en un breve cuadro comparativo:
En Argentina, la Ley 27.739 exige que los proveedores de servicios de activos virtuales (PSAV) se registren y apliquen controles robustos contra el lavado. Aunque se prohíbe su uso institucional en bancos, la tokenización de activos y el comercio minorista siguen creciendo.
Brasil ha dado un paso definitivo con la nueva Ley de Criptoactivos. Además de la supervisión dual del Banco Central y la CVM, se aplica una tasa del 17,5% a los ingresos por cripto, eliminando exenciones que antes beneficiaban a pequeños inversionistas.
Colombia, por su parte, avanza con el Proyecto de Ley 510, que en su primer debate propone un registro oficial de PSAV bajo la supervisión de la Superintendencia. Los sandboxes regulatorios permiten a bancos y startups experimentar en un entorno controlado, fomentando la innovación.
En México, la Ley Fintech vigente desde 2018 regula el uso institucional de criptoactivos. El Banco de México desarrolla una moneda digital (CBDC) con lanzamiento previsto en 2025, una iniciativa que podría revolucionar el sistema financiero nacional.
Chile cuenta con la Ley Fintech N° 21.521, orientada a la gestión de riesgos y gobierno corporativo de los proveedores. Ecuador, aunque no regula explícitamente criptomonedas, reconoce el blockchain como servicio, supervisando neobancos y sociedades de pagos.
El Salvador se mantiene singular al declarar el bitcoin moneda de curso legal en 2021. Aunque su apuesta ha generado debates, el país sigue evaluando ajustes para garantizar estabilidad financiera y confianza en la población.
A pesar de los avances, la región enfrenta retos comunes:
Estos desafíos se suman a la continua necesidad de proteger a los usuarios y promover la innovación responsable. La creación de espacios regulatorios controlados ha demostrado ser una vía efectiva para equilibrar estos objetivos.
El panorama latinoamericano muestra un compromiso creciente por construir un ecosistema financiero digital sólido y seguro. La colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades es esencial para:
Además, la materialización de las CBDC, como la propuesta mexicana, y la evolución de los sandboxes regulatorios, servirán de catalizador para la adopción masiva y la inclusión financiera.
La voz de los actores del sector, como directivos de exchanges, resalta la importancia de un marco normativo claro y predecible. Según representantes de Bitso en Colombia, la estabilidad regulatoria es clave para atraer inversiones y fomentar el crecimiento de startups fintech.
De cara al futuro, América Latina tiene la oportunidad de convertirse en un referente global de regulación inteligente. Al equilibrar seguridad, innovación e inclusión, la región podrá ofrecer soluciones financieras adaptadas a su diversidad.
Este viaje no está exento de obstáculos, pero la experiencia acumulada hasta ahora demuestra que, con voluntad política y colaboración multisectorial, es posible construir un sistema más justo y resiliente.
La regulación de criptoactivos en América Latina avanza con firmeza. Cada país aporta lecciones que, al compartirse y armonizarse, permitirán lograr un ecosistema próspero y accesible. Este artículo busca inspirar a reguladores, emprendedores y usuarios a continuar contribuyendo a este gran proyecto de transformación financiera.
Referencias