En un mundo donde casi la mitad de los adultos operan fuera del sistema financiero formal, la inclusión financiera se convierte en pilar para el desarrollo de nuevas oportunidades. Gracias a la digitalización de servicios, millones de emprendedores y consumidores disfrutan hoy de transacciones rápidas y seguras, abriendo el camino a modelos de negocio de carácter hiperlocal que antes eran imposibles.
Este artículo explora cómo la inclusión financiera y los productos hiperlocales se retroalimentan, generando beneficios económicos y sociales en comunidades de todos los tamaños.
La inclusión financiera consiste en garantizar que personas y empresas accedan y utilicen servicios financieros de calidad, asequibles y adaptados a sus necesidades. A través de cuentas de transacciones y pagos digitales, los usuarios llegan a otras herramientas como el ahorro, el crédito y los seguros, reduciendo riesgos e ineficiencias.
Según el Banco Mundial, este proceso es clave para reducir la pobreza y promover la prosperidad, impulsando la consecución de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible. El acceso a una cuenta de transacciones es considerado el punto de partida que abre la puerta a servicios financieros complementarios.
Estos beneficios generan un círculo virtuoso: a medida que más personas se conectan formalmente al sistema financiero, crece la demanda de plataformas digitales que atiendan necesidades puntuales en cada territorio.
Un producto o servicio hiperlocal se caracteriza por su oferta y entrega dentro de una zona geográfica muy específica. Mediante plataformas digitales hiperlocales, los comerciantes y productores comunitarios pueden recibir pedidos, procesarlos y entregar bienes en plazos mínimos.
Este modelo de negocio aprovecha la proximidad y confianza entre los vecinos, acortando cadenas de suministro y reduciendo la huella de carbono. Además, favorece la economía circular y fortalece el sentido de pertenencia, pues los consumidores saben que apoyan directamente a emprendedores de su entorno.
Existen diversos casos de éxito que ilustran la unión entre inclusión financiera y ecosistemas hiperlocales:
Estos modelos aprovechan la infraestructura de pagos digitales para facilitar transacciones transparentes y seguras, incluso en zonas donde no había presencia bancaria física.
A pesar de los avances, aún hay obstáculos que frenar la expansión plena de estos servicios:
Superar estas barreras requiere colaboración entre gobiernos, sector privado y organizaciones civiles para fomentar programas de capacitación, infraestructura de internet y regulaciones que protejan al consumidor sin asfixiar la innovación.
La crisis sanitaria aceleró la adopción de pagos digitales, creando nuevos perfiles de consumidores digitales y abriendo la puerta a servicios antes impensados. En algunos mercados emergentes, la apertura de cuentas digitales creció hasta un 60%.
Esta dinámica amplía el mercado potencial de las plataformas hiperlocales y democratiza el acceso a productos frescos, servicios de mantenimiento, clases en línea y formas de trueque digital inspirado en la economía del común.
La inclusión financiera y los productos hiperlocales se potencian mutuamente, ofreciendo una vía para el desarrollo económico sostenible y la cohesión social. Al brindar acceso a servicios financieros básicos y aprovechar la proximidad geográfica, las comunidades ganan autonomía y resiliencia.
Para emprendedores, gobiernos y organizaciones, el desafío consiste en cerrar las brechas digitales y educativas, armonizar regulaciones y promover la confianza en la tecnología. Solo así se podrá extender el círculo virtuoso que hoy beneficia a millones y llevar el progreso a cada rincón del planeta.
Referencias