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Combina gestión activa y pasiva para flexibilidad

Combina gestión activa y pasiva para flexibilidad

23/07/2025
Yago Dias
Combina gestión activa y pasiva para flexibilidad

En un entorno financiero cada vez más complejo, la combinación de estrategias activas y pasivas se sitúa como una herramienta esencial para construir carteras robustas y adaptables. Este enfoque híbrido permite equilibrar estabilidad, control de costes y búsqueda de oportunidades no reflejadas en los índices.

Definiciones y fundamentos de ambos estilos

La gestión pasiva se centra en replicar índices de referencia como el S&P 500, ofreciendo un rendimiento consistente con el mercado a través de fondos indexados o ETFs. Sus comisiones suelen rondar el 0,1% anual y presentan una mínima rotación de activos. En contraste, la gestión activa busca generar "alpha" mediante la selección de valores y la toma de decisiones oportunistas, asumiendo mayores costes y rotación.

Lejos de ser estrategias excluyentes, ambas pueden complementarse para aprovechar las ventajas de cada una. Mientras la gestión pasiva aporta rentabilidad predecible y bajos costos, la gestión activa permite capturar rendimientos superiores durante periodos de ineficiencia de mercado.

Beneficios y limitaciones de cada enfoque

La gestión pasiva destaca por su eficiencia y transparencia. Proporciona una exposición amplia al mercado y reduce el riesgo de selección individual. Sin embargo, pierde la oportunidad de superar el rendimiento medio cuando surgen sectores con desequilibrios temporales.

Por su parte, la gestión activa puede mitigar riesgos específicos y aprovechar tendencias emergentes fuera de los índices tradicionales. No obstante, sus costes suelen superar el 1% anual y exige una rigurosa evaluación del gestor, ya que más del 50% de los fondos activos no superan sus benchmarks a largo plazo.

Modelo core-satellite y flexibilidad

El modelo core-satellite propone asignar entre el 60% y el 80% de la cartera al núcleo pasivo, garantizando estabilidad y exposición amplia. El 20%-40% restante se destina a satélites activos, donde se busca generar valor añadido en sectores como mercados emergentes o small caps estratégicos.

Este esquema ofrece diversificación de fuentes de retornos y riesgos, permitiendo adaptar el peso de cada componente según expectativas de mercado, aversión al riesgo y horizonte temporal.

Ejemplos numéricos e impacto a largo plazo

Incluso un pequeño margen de rentabilidad adicional por gestión activa puede marcar una gran diferencia con el tiempo. Por ejemplo, 25 puntos básicos extra (0,25%) durante 40 años pueden añadir dos años de retiro financiado, mientras que 50 puntos básicos podrían extenderlo hasta cinco años.

Estrategias concretas para implementación

  • Asignar el "core" a fondos indexados globales de renta variable y bonos de bajo coste.
  • Seleccionar segmentos activos donde exista potencial de alpha sostenible, como small caps o temáticos.
  • Controlar el coste total de la cartera y rebalancear trimestral o semestralmente.
  • Evaluar la experiencia y la metodología de los gestores activos antes de invertir.

Control y mantenimiento de la cartera

La disciplina es clave para evitar excesos de confianza o una caza de rendimiento perjudicial. Mantener registros detallados de costes, tracking error y desempeño relativo al benchmark ayuda a identificar desvíos y ajustar pesos.

Una revisión periódica asegura que la proporción activo/pasivo se mantenga alineada con los objetivos financieros y el perfil de riesgo del inversor.

Contexto actual y perspectivas de futuro

La concentración de beneficios en unas pocas mega caps durante 2023 reforzó la gestión pasiva, pero también puso de relieve la necesidad de flexibilidad activa para capturar rendimientos fuera de un mercado cada vez más estrecho. Con perspectivas de rentabilidades más moderadas en la próxima década, cualquier alfa controlado adquiere un valor adicional.

En este escenario, quienes combinen ambos enfoques con transparencia y ajuste continuo estarán mejor posicionados para aprovechar oportunidades y gestionar riesgos.

Conclusión y recomendaciones

  • Determina tu proporción óptima de activo/pasivo según tu horizonte y tolerancia al riesgo.
  • Rebalancea con disciplina y controla los costes de transacción y gestión.
  • Selecciona gestores activos con procesos rigurosos y trayectorias demostradas.
  • Revisa periódicamente el desempeño global y ajusta la estrategia según condiciones de mercado.

La combinación flexible de gestión activa y pasiva no solo optimiza rendimientos, sino que también proporciona resiliencia frente a la volatilidad y cambios estructurales en los mercados. Adoptar este enfoque híbrido es una decisión inteligente para inversores particulares e institucionales que buscan maximizar resultados sin renunciar a la seguridad y eficiencia.

Yago Dias

Sobre el Autor: Yago Dias

Yago Dias